viernes, 25 de mayo de 2012

¿Cuanto puedo escribir en 7 minutos?

Estoy viendo los Simpson mientras espero a que Oihane me toque el timbre para empezar a hacer la comida. Está sonando el teléfono.... era mi madre, para preguntarme si mañana quiero que me haga tarta, mmmmmm... se me hace la boca agua.


Esta semana ha sido... he hecho mil cosas. Desde ir a mercadillos, hasta ir a la playa, y por desgracia, también a un funeral. Por lo menos el tiempo acompaña y no ha sido todo lo triste que podría haber sido. He cenado con amigos todos los días, he bebido cerveza y he comido helado. Me he comprado un libro de viajes. Fuimos a ver las estrellas, pero en vez de eso, vimos una lechuza y un erizo. Ayer me invitaron a cenar. Estrené mi vestido negro de lunares blancos, es precioso.

Ahora tengo hambre, mucha hambre, porque no he desayunado, creo que comeremos arroz, pechugas, patatas y bueno, reuniremos lo que queda en nuestras neveras y lo comeremos en la terraza, ya que hace calorcito...

En la televisión está apareciendo gente del Barça y del Athletic. Hoy es la final de la Copa del Rey. Habrá una gran fiesta esta noche, pero se que si el equipo bilbaino pierde, todo el mundo se irá a casa a llorar y tendré que celebrar mi cumpleaños en compañía de menos gente, pero bueno, seguro que también merecerá la pena.


Han sido 8 minutos en vez de 7. Pero bueno, esto es todo lo que puedo deciros.


El viernes pasado llovía así. Hoy los termómetros marcaban 36 Cº


lunes, 14 de mayo de 2012

La chica que no quería irse a dormir

Dormir me gusta y me disgusta a la vez.

Me gusta quedarme dormida, sobretodo me gusta dormir cuando no puedo dormir; a las 7.32 de la mañana cuando suena el despertador, durante las clases de historia mientras escucho al profesor, los días de resaca que tengo comida familiar... En esos momentos sí, sí apetece dormir largo y tendido, hasta el infinito y más allá.

Pero otras veces no, otras veces desearía no tener esa necesidad humana de dormir, porque me quita tiempo valioso de mi vida. Pasamos gran parte de nuestra vida durmiendo. Muchas veces ese tiempo me gustaría utilizarlo para otras cosas como, pintar, hacer deporte, socializarme o simplemente ver una película. Pero siempre el sueño es más fuerte que yo y caigo a rendida a sus pies. 


Querría tener la posibilidad de dormir solo por placer. No cansarme nunca, o no necesitar del sueño para descansar, y que dormir solo fuese algo mas en lo que pasar el tiempo, otra forma de ocio, cómo andar en bicicleta o leer. 
¿Sería guay verdad?


Es tarde y no tengo mucho sueño, mis dos compañeros de piso duermen, o eso creo, y yo debería hacer lo mismo. Pero sé que me meteré a la cama, cerraré los ojos y me pondré a pensar en hoy, en ayer, en antes de ayer, en ella, en ellos, en ella y en él. En cosas que todavía no han llegado, y quizás nunca lleguen. Pensaré tanto que llegaré a pensar en cosas que no tengan que ver con lo que pensaba al principio, y después, intentaré pensar en blanco, pero entonces también estaré pensando, y intentaré concentrarme y dormirme, y igual entonces me duermo. O igual antes de todo esto, porque creo que ya mis párpados empiezan a pesar y tengo un bostezo en la boca de la garganta. 



Café con hielos los viernes
Un mosto en verano
Una caña los sábados






domingo, 13 de mayo de 2012

Ikatz kalea

Érase una vez,

Una calle donostiarra, una calle llena de gente, gente joven, en el corazón de la parte vieja de la ciudad. Una calle de culto para los fieles de sus bares, que cada sábado acudían sin falta a sus oscuros templos. Una calle llena de vida lo sábados por la noche, y llena de "muertos" los domingos por la mañana. La calle más transitada el día de Santo Tomás, la noche del 20 de enero, y los primeros dos fines de semana de septiembre.

Las kuadrilas se juntaban allí, se divertían siempre, bailando, cantando y muchas veces bebiendo, sólo agua y coca-cola, por supuesto. Cada kuadrila tenía su propio lugar a lo largo de los escasos 100 metros de calle, y los miembros de cada una sabían a dónde tenían que ir si querían encontrarse con los suyos. Algunos preferían música mas "pachanguera", otros eran amantes del rock, otros del punk. Pero todos convivían, se conocían y compartían los mismos dos edificios a cada lado y las mismas baldosas pringosas. Allí se sentían seguros, muchos dicen que era el rincón más seguro de la parte vieja, allí nadie podía hacerte daño, porque siempre habría alguien que saldría a tu rescate, alguien te defendería ante cualquier extraño. 

Una de las kuadrilas más típicas en aquellos tiempos era una compuesta por once chicas. Muy de pequeñas ya visitaban de vez en cuando un pequeño bar llamado Urraki, donde dieron comienzo a incontables noches interminables, cientos de anécdotas inolvidables y conocieron a muchas personas increíbles. A medida que crecían, algunas dejaron de visitarlo, pero otras seguían juntándose allí, todos los sábados por la noche, para hacer resumen de la semana, para reirse como nadie y para seguir viviendo noches interminables, con la compañía de la buena música y un buen "txirrisklas". 

Año tras año conocían más de la calle, mas bares, mas camareros que las trataban como a reinas, mas chupitos nuevos y bocadillos deliciosos con los que disfrutar. Pero Ikatz seguía guardando algunos secretos que no llegaron a conocer hasta mucho más tarde, casi siete años después de poner por primera vez un pie en aquella calle. ¿Qué se escondía tras la puerta del baño que siempre estaba cerrado en el Belfast? ¿Qué guardaban en el armario de madera oscura del Suhazi? ¿ Qué había detrás de las puertas grandes al lado del Herria?... 

Un cálido sábado de mayo del 2012, lo descubrieron, pero los secretos que encontraron llegaron más lejos de lo que esperaban. Ése día sólo habían salido tres amigas. Mientras veían un partido de la Real Sociedad en el Belfast, una de ellas fue al baño, y se dio cuenta de que el baño que siempre estaba cerrado estaba abierto. Entró emocionada, intrigada por el misterio. Nunca se habría imaginado aquel sitio oculto. Un baño enorme, con techo alto. Sus paredes estaban decoradas por baldosas de colores y en su techo había pintado un fresco de casi tantos colores como las paredes. Olía a incienso, y el suelo estaba enmoquetado. Y para poner la guinda al pastel, del techo colgaba una preciosa lámpara construida con muchísimos cristales diminutos de colores que nunca antes había visto. Salió y se lo contó a las otras dos. Fueron corriendo a verlo, pero el baño ya estaba cerrado.

Cuando ya había anochecido fueron al Suhazi. La suerte les sonrió, o quizás fue simplemente que el camarero las trataba demasiado bien, porque les regaló los pinchos que habían sobrado, que eran unos cuántos, y a cada cual mas sabroso y de mejor sabor. Acto seguido, el camarero abrió la puerta del armario  de madera que había detrás de las chicas, para enseñarles lo que escondían allí. Lo que vieron fue algo que nunca habrían podido imaginar ni siquiera bajo la influencia de las drogas más delirantes. Un diminuto mundo se extendía detrás de aquellas puertas. El viento suave que corría por sus montañas olía a especias y las voces de los pequeños habitantes de aquellas tierras se oía por todas partes. Los ríos transportaban licores y de los arboles crecían canciones.  Ellas no se lo podían creer, en sus ojos se reflejaba el asombro y el principio de lo que iba a ser una noche sacada de una película de ciencia ficción. 

Pensaban que habían bebido algo demasiado fuerte, o que alguien había drogado su cena, ya que lo que vieron aquella noche fue muy difícil de creer. Resolvieron también el tercer misterio " ¿ Qué había detrás de las puertas grandes al lado del Herria?... " . Allí guardaban algo que brillaba tanto, que solo pudieron mantener la mirada unos pocos segundos. El resto de la gente que estaba en la calle aquel sábado parecía no inmutarse, parecía no darse cuenta de lo que ellas estaban viendo. Pero todo era cierto, no era ninguna invención o fantasía, todo era real, tanto como la música que escuchaban. 

Pero lo que nunca hubieran esperado fue el cuarto misterio que nunca se habían planteado.
Hacía muchos meses que no visitaban el bar de su infancia, el Urraki, y decidieron ir a ver que tal estaba.  A los diez minutos de entrar sintieron una necesidad humana de ir al baño. Entraron las tres a la vez, como cuándo tenían 14 años. Una sujetaba la puerta mientras la otra hacía lo que tenía que hacer y la otra esperaba intentando aguantárselo. La tercera se resbaló de repente y se apoyó en el grifo, que giró bruscamente y pareció romperse. Se hizo el silencio, la preocupación en sus caras. Sin saber por qué, el suelo empezó a temblar, las paredes a moverse y la pared del retrete cayó. Se quedaron en shock. Tras aquel sucio baño encontraron un sitio que ni en sus mejores sueños podrían haber visto. Sin dudarlo dos veces entraron dejando el Urraki atrás. 

Una calle se presentaba ante ellas. La música era mil veces mejor que la de Ikatz. Había cinco veces mas bares y al fondo se veía un escenario donde estaban dando un concierto. Detrás del escenario había un edificio de tres pisos, decorado con graffitis y enfocado con dos focos enormes. Estaba lleno de gente de todo el mundo que les invitaba a entrar y a bailar, les daban la mano para que se uniesen a su fiesta pagana. En el cielo se veía el universo, se veían todas las estrellas existentes, y la que todavía no habían nacido, se veían galaxias y estrellas fugaces. 

Disfrutaron, más que nunca, y desearon que aquella noche nunca terminase, desearon ser jóvenes para siempre, desearon vivir eternamente, y estar juntas. Después de muchas horas se dieron cuenta de que debían volver a casa, a sus obligaciones del otro lado del baño del Urraki, a las clases de la universidad, al trabajo, a sus otras amigas. Pero no sabían como volver, habían olvidado el camino. Sin saber de dónde, un coche apareció delante de ellas, un coche que a una de las amigas le perdía, un Mercedes. El simpático conductor les abrió la puerta y les dijo que subiesen, que les llevaría de vuelta a casa. 

De vuelta a casa miraban por la ventanilla del coche, intentando memorizar cada esquina de cada edificio, cada nombre de cada bar, el camino que estaban haciendo, para poder mostrarles su descubrimiento a las demás cuando volviesen.

Salió el sol, y despertaron, cada una en su casa. Tenían en el cuerpo la misma sensación, se sentían especiales, se sentían afortunadas, se sentían " Gauaren erreginak" ( Las reinas de la noche ). 

Cada sábado volvieron a intentar volver allí, pero no encontraron la manera. Aún así nunca desistieron, y siguieron con su ilusión buscando, y aunque nunca consiguieron volver allí su ilusión nunca se apagó, y nunca se apagará.

Ahora, después de unos años, siguen contando su aventura en la calle Ikatz, y la gente que les escucha nunca les cree, pero ellas saben que lo que vivieron fue verdad, y eso nadie nunca se lo podrá quitar.




sábado, 12 de mayo de 2012

Día sin sombras



Hoy es un día sin sombras, y si no hay sombras, significa que tampoco hay sol, significa que no puedo ir a la playa, significa que no puedo ponerme morena. Pero que no vaya a la playa y no pueda ponerme morena, no significa que no esté de vacaciones. Oh sí,    v a c a c i o n e s.
Hace cuatro años, en 4º de la ESO, me dijeron que aquellas iban a ser las vacaciones mas largas de mi vida, ¡Tenía 4 meses de vacaciones por delante!   Y ahora tengo... a ver, tengo que contar con las manos... casi todo mayo... junio, julio, agosto... y casi todo septiembre, es decir, mucho tiempo. Tantas vacaciones van a dar para mucho, espero.



Pero hoy no hay inspiración dentro de mi cabeza, se me traban las palabras, tengo día de...



En otras palabras, que no me salen las palabras, así que esperaré hasta que me venga la inspiración divina y pueda escribir algo que merezca la pena, mientras tanto os dejo esta foto que he sacado esta mañana.




El suelo del muro, mi hermano, y su bici.




jueves, 10 de mayo de 2012

Un poco de agua caliente

Ayer mientras me duchaba me puse a pensar en la ducha. Me gusta ducharme, con agua caliente, aunque sea verano. Con agua templada al principio e ir calentándola hasta que me queme la piel y mis muslos empiecen a coger un tono rojizo. Bañarme me gusta aún más que ducharme.

De pequeña siempre me bañaba en una pequeña bañera que teníamos en nuestro antiguo baño. Mi madre nos metía a mi y a mi hermano juntos en el agua, y recuerdo que hacía algo que a los dos nos encantaba; echaba un chorro de jabón al interior de la bañera y la espuma crecía y crecía hasta que nos cubría casi hasta la cabeza. Yo cogía la espuma blanca y me hacia crestas y peinados extraños.

Otras veces estaba en el agua yo sola; me balanceaba hacia adelante y hacia atrás haciendo que toda el agua a mi alrededor se moviese conmigo, adelante y atrás, desbordándose por los bordes, incluso traspasando los límites de la puerta y llegando al pasillo. Una vez... mi madre se enfadó tanto conmigo por inundar la casa que me  sacó envuelta en la toalla a la escalera, con la cabeza cubierta de espuma. Lloré y grité, como una de esas niñas que ahora no soporto, esas niñas a las que miro con cara de asesina para intimidarles y hacerles callar. Pero ahora me río de aquel día.

Cuando crecí un poco me gustaba meter a mis Barbies conmigo en el agua, jugar con ellas, imaginarme que eran expertas submarinistas o sirenas, aunque mas que con las Barbies me gustaba jugar con los Nenucos, hacer de amatxo responsable que lava a su bebé.


Hasta que me hice tan grande que no cabía a la vez que otra persona en la bañera, me encantaba meterme al agua con mis amigas, y jugar con la espuma igual que cuando tenía tres años.

Pero cuando llegué a mi adolescencia todo eso terminó. Dejé la bañera y pasé a la ducha. Recuerdo que solía escribir cosas en los cristales empañados de la ducha que habíamos puesto en el lugar de la bañera de mi infancia. Escribía todo tipo de cosas, dibujos.... pero sobretodo escribía el nombre del chico que me gustaba ( que solía variar a menudo). Siempre he pensado que tengo mejor letra cuando escribo con los dedos húmedos sobre un cristal empañado.

Y ahora, sigue gustándome ése momento del día. Entre semana suele ser antes de ir a dormir, me relaja, es como un "reset" en mi mente. Cuando tengo tiempo me ducho por las mañanas, tranquilamente, sin prisas. Y cuando llego muy cansada de la universidad o de la calle, algo que últimamente me pasa continuamente, me doy un baño. No me gusta tanto bañarme como antes, me siento mal cuando pienso la gran cantidad de agua que estoy gastando y que otros necesitan más que yo. 


En la ducha mi mente se queda en blanco, a veces,  se queda tan en blanco que olvido lo que he hecho en todo el rato que llevo bajo el agua, salgo de repente de mi burbuja y despierto, y pienso " ¿me he jabonado ya el pelo?", y como no me acuerdo, me lo vuelvo a jabonar; es posible que algunos días me haya jabonado el pelo más de 2 veces por mi atontamiento. 


Me parece bonito mirar mi cuerpo desde arriba. Las gotas resbalan sobre la piel y crean dibujos y caminos, y reflejos de los colores que hay alrededor; azules y verdes, amarillos y blancos. Me gusta ver mis uñas de los pies pintadas de colores cálidos y llamativos, rosas o rojos, a veces también naranjas y amarillos.  Quiero dibujar esa perspectiva que sólo yo puedo ver, hacer un cuadro o sacar una foto de ésa imagen que tan preciosa me parece. 

Estar bajo agua fría no me gusta, pensaréis que estoy loca pero esto tiene una razón. Me da muchísimo miedo el fondo del mar, tanto que hasta hace poco no era capaz ni si quiera de ver documentales a cerca del tema. Tengo una increíble imaginación y cuando estoy debajo de un chorro de agua helada, cierro los ojos y lo primero que me viene a la cabeza es el fondo del mar polar, y ése es entre todos los océanos el que más miedo me da, por el hielo, la oscuridad y el no saber que se esconde en las profundidades. 

Y aunque creáis que la bañera solo puede tener la función que he descrito hasta ahora, con un poco de imaginación puede tener muchas más utilidades que esa...



¡Cómo el de escenario para una sesión de fotos!


















¡Hasta pronto gente que me lee!

miércoles, 9 de mayo de 2012

Momento de descanso

Hola querido blog que he tenido abandonado durante estos días,

Vuelvo a estar aquí escribiendo, aprovechando uno de los únicos momentos del día que tengo libre para escribir y contar lo que he hecho de lunes a miércoles.

Ya ha llegado el buen tiempo a euskadi, y estoy contentísima! me siento superactiva, el cielo está azul, tengo ganas de comer fruta, hacer deporte, dibujar, sacar fotos, ir a la playa, leer ... ¡Es que el buen tiempo sólo me trae alegrías!

Pero aunque el buen tiempo me encanta, en estos momentos no puedo disfrutar de él todo lo que me gustaría porque me he metido a hacer un proyecto artístico esta semana, y tiene que estar expuesto el viernes al mediodía en una tienda de Bilbao. Me hace mucha ilusión pero tengo bastante miedo por el resultado. Nunca antes he expuesto nada que sea SOLO MIO y casi sin la ayuda de ningún profesor. La verdad, da miedito....

Tengo muchas cosas en la cabeza. Ahora mismo oigo los pajarillos en la calle, mi compañero de piso grabando un vídeo para youtube y la televisión ( Disney Channel para ser mas exactos... mejor no preguntéis por qué). Y , uau! me he dado cuenta de que por fin no oigo el himno del athletic por todas partes, no me lo puedo creer! Hoy el Athletic de Bilbao juega la final de la UEFA ( creo) en Bucarest contra el Athletico de Madrid. La ciudad es roja y blanca, literalmente. Antes venía paseando y me he cruzado con un tren txu-txu forrado de arriba a abajo con la bandera, seguido por otros dos coches igualmente decorados y con el himno siguiéndoles... Creo que esta noche, gane o pierda su equipo, los bilbainos van a hacer temblar Bilbao...


Mi cabeza está en muchas cosas como ya he dicho, y no me puedo concentrar totalmente en lo que estoy escribiendo. Mientras escribo mi cerebro está calculando cuánto tiempo tardaré en llegar a la ferretería para comprar tacos de plástico, cuánto tardaré de la ferretería al autobús y cuánto tardará el autobús en llegar a su destino... y me estoy dando cuenta de que me tengo que marchar corriendo ( algo "muy poco habitual" en mi porque soy "muy puntual")


Así que aquí os dejo unas fotos al azar, de mi viaje de semana santa a Marrakech, algo de lo que hablaré seguramente otro día que tenga mas tiempo.


Esto es Tinghir, una ciudad preciosa marroquí cerca de la cordillera del Atlas. Me encantó el contraste de las montañas rojizas con el verde de las miles de paleras que atravesaban la ciudad de punta a punta.

domingo, 6 de mayo de 2012

Introducción

Hola fieles lectores de mi blog,

Este es un espacio dedicado a contar mis extravagantes y divertidas vivencias del día a día, junto con mis muchos amigos y amigas, conocidos y familiares.

Bueno... ahora en serio. Me llamo Laura pero todo el mundo me llama Lili. Es una larga historia pero la contaré resumida:

En una farra que me eché hace ya dos o tres años vi de repente unos chicos altísimos, y les dije " Uau, sois altísimos, parecéis Gulliberg" y ellos ofendidos me respondieron " anda que tú, pareces del país de los liliputienses". A mis amigas les hizo gracia y esa anécdota se ha convertido en mi mote; Liliput, Lili, Li, Lil, Liliam... y un largo etc. según le dé a la gente.


Soy donostiarra, pero vivo en Bilbao en un piso de estudiantes con Julen y Maddi, aunque gran parte del tiempo que paso en Bilbo lo paso en el piso de compañeros de clase... como ahora. Llevo ya 4 noches sin dormir en mi cama porque voy de piso en piso de amigos en amigos, nos lo pasamos bien.


Estudio "Restauración y conservación del patrimonio artístico y cultural". ¡Zasca! la gente se preguntará, ¿Queeeeeeeeé?. Vale, es bastante habitual que la gente se quede así cuando digo el nombre de mi carrera, pero en realidad es muy sencillo: La restauración consiste en arreglar obras de arte, cuadros, esculturas, edificios... o de conservar su estado para que no se deteriore. Así que ahora mismo disfruto de una feliz vida de estudiante de Bellas Artes.


Y básicamente así soy yo, bueno, también tengo que decir que me gusta la fotografía, mucho, mucho mucho, podría decirse que soy bastante friki en ese sentido...  Es como... " había una vez una chica pegada a una cámara..." Pero eso ya lo iréis viendo porque seguramente subiré muchas de mis fotos a este blog.


Y... también quiero que sepáis que voy a utilizar este blog para contar mi experiencia erasmus del año que viene. Me voy 9 meses a Palermo! Oh yeah. Así que si seguís leyendo esto es posible que os divirtáis bastante o que simplemente os interese leerlo por si vosotros también os queréis ir de orgasmus, perdón, erasmus en el futuro.


Sin mas ni más, hasta pronto.

El viernes estábamos bastante... perjudicadas por la noche del jueves porque tuvimos una cena de clase. Así que para recuperarnos fuimos corriendo a este "campo de fútbol" mientras llovía a sacarnos fotos y a bailar, es una buen remedio para la resaca.